Años 20, Estados Unidos. La Ley Seca se ha aprobado y se prohibe la venta, fabricación y el transporte de bebidas alcohólicas en todo el territorio. Pero eso no evita que se siga produciendo de forma clandestina. Es más, pronto empiezan a proliferar unos locales llamados Speakeasy, donde se vendía alcohol de forma ilegal. De hecho, el nombre puede provenir de de la forma en que un cliente habitual pedía una bebida alcohólica sin levantar sospechas: los camareros dirían a los clientes habituales que estuvieran callados y "hablaran tranquilos” (en inglés, “speak easy”).
En este ambiente de clandestinidad se puede cenar en el restaurante Speakeasy, situado en la calle Aribau, 166, en Barcelona. De hecho, el restaurante es el almacén de la famosa coctelería Dry Martini, al cual se puede acceder a través de una puerta trasera. Después de andar por un pasillo lleno de cajas y botellas, pasando muy cerca de la cocina, se llega al exclusivo restaurante.
La decoración traslada inmediatamente a los años 20. Es pequeño e íntimo, pero a la vez pintoresco. En lo que se refiere a sus platos, sólo se pueden definir con una palabra: calidad. Es recomendable probar su delicioso Steak Tartar y su atún rojo. Además, tienen una amplísima carta de vinos, donde se pueden encontrar auténticas joyas.
Para completar una velada perfecta se puede degustar un cóctel en la contigüa Dry Martini, un local clásico y un templo de la coctelería española donde nos pueden preparar prácticamente cualquier tipo de cóctel, incluso fuera de carta.
La única pega, el precio. Es bastante exclusivo y es difícil cenar por menos de cincuenta euros por comensal. Un lujo ocasional, perfecto para alguna cita especial y, eso sí, muy clandestina.
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