Tras la subida del IVA en el pasado mes de septiembre, fiscalmente nos hemos llegado a equiparar con los países de la Unión Europea con más gravamen en lo que respecta a esta figura tributaria. Un escenario en el que muchas empresas han apreciado un descenso de las ventas, y también de mayores complicaciones a la hora de dar salida a sus productos y servicios.
A vueltas con esta cuestión hoy quiero analizar el impacto que ha tenido una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ha determinado que en el caso español no se aplica la normativa comunitaria en cuanto a los productos farmacéuticos y equipos médicos, de tal modo que debería incrementarse su gravamen en 11 puntos, es decir, del 10% actual al 21%.
Este hecho es todo un acicate para los fabricantes españoles de escáneres, aparatos de rayos C, vendas, tiritas, jeringas, protectores de callos y juanetes, termómetros clínicos o guantes estériles, etcétera. Lo que afectaría a sus ventas y por tanto, a sus resultados.
Aún no ha quedado muy claro cuándo comenzará el trámite parlamentario sobre la cuestión, pero todo indica a que tarde o temprano el Gobierno español deberá acatar la resolución para equipararse con el resto del sector en el marco de la Unión Europea, porque realmente, si estamos dentro de un mismo área comercial, no pueden existir diferencias de este tipo, aunque existen otras muchas que nos perjudican y a las que aún no se les ha metido mano.
Aunque es cierto que de aplicarse finalmente esta resolución los profesionales de la medicina, en sentido amplio, no se verán afectados por la cuestión, si se verán afectados los particulares, que deberán afrontar un coste mayor, vía una mayor fiscalidad, lo que redundará muy negativamente en las ventas de las empresas que los fabrican.
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