Escena de The Two worlds of Charlie F, de Owen Sheers. (Foto de BBC News)
ANDREA AGUILAR (Cartagena de Indias)
Sobre el escenario un grupo de soldados británicos van narrando sus historias. Han regresado de Afganistán. Algunas de sus heridas son aparentes –muletas y sillas de ruedas no dejan lugar a dudas– otras no tanto. Llegaron hasta un escenario del West End londinense para contarlo, en la obra de teatro del galés Owen Sheers, The Two worlds of Charlie F., cuya impactante grabación fue proyectada en el Festival Hay de Cartagena de Indias. "Contactamos con el Ministerio de Defensa y la Legión Británica y visitamos cinco centros de rehabilitación", explicaba Sheers. Veinte soldados decidieron compartir con él su experiencia y las de sus familias, recordaron qué les movió a alistarse, cómo se enteraron, qué sintieron al llegar al frente, cómo fue el primer ataque, a cuántos enemigos mataron o como resultaron heridos, le leyeron las cartas que se mandaban con sus familias y 15 aceptaron el reto de interpretar su propia historia –los otros cinco trabajaron en los aspectos técnicos de la producción–.
"Hay ONGs que hacen un gran trabajo con los veteranos, pero de alguna manera se han apropiado de la narrativa. Con esta obra intentamos recuperarla, hablar de asuntos como la medicación, el síndrome de estrés posttraumático o la ruptura de las familias. Hay una cierta resistencia por parte de la opinión pública a aceptar lo que en realidad es la guerra y lo cierto es que estos soldados han matado a decenas", señalaba Sheers. Esta no es la primera vez que el poeta y novelista, autor de Resistencia (Alfaguara) se acerca al teatro documental, con el actor Michael Sheen montó literalmente en las calles, playa y plazas de la pequeña ciudad de Port Talbot una pieza de 72 horas de duración, una versión de la Pasión escrita a partir de centenares de entrevistas con los habitantes del lugar.
En aquella ocasión había un componente de rehabilitación de la pequeña ciudad minera y su duro presente, y esa misma idea, enfatizando el aspecto terapéutico que tendría en los soldados, estaba también detrás de The two lives of Charlie F. "La rehabilitación y asimilación de estos veteranos era el objetivo, pero la obra iba a subir al escenario y debía ser tan buena como fuera posible. Simplemente ponerles en el escena recitando su historia no era suficiente desde el punto de vista teatral, había que escribir y usar herramientas de dramaturgia. Ellos comparten su vida y es lo mínimo que uno puede hacer", decía Sheers. La música y las canciones que se intercalan en la obra resultaron ser un buen método para lograr que estos nuevos actores se relajaran y comunicaran.
Hicieron 20 representaciones, llegando incluso al festival de Edimburgo el pasado verano. "Esta obra es política con mayúsculas. Creo que no puedes hacer algo así sin que lo sea, ni tampoco abordar la guerra y no acabar estando en contra de ella", argumentaba Sheers que prepara la publicación de un largo poema de 15.000 palabras elaborado también a partir de las entrevistas con los soldados. "La imaginación está enamorada o tiene una cierta debilidad por los hechos reales, la mezcla es el arte y la poesía".
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